La ira, el miedo y el asco

Ascen y Luis  “En Contra del amor»

 

Somos unos supervivientes.

Les propongo en clase un ejercicio que se llama: “quién eres”, una pequeña intrusión en lo más privado de nosotros. Cada uno cuenta una faceta de su vida, algo que quiera libremente compartir con los demás. Es una manera de abrirse y aprender la generosidad de hacerse transparente y dejarnos ver dentro.

Ser privado en público… parece fácil pero no lo es. Pues bien, el otro día alguien, después de compartir una experiencia bastante traumática dijo, soy un superviviente, y cuánta razón tiene…, muchos somos supervivientes.

Y aunque sé que los actores y los personajes no son iguales, no paro de preguntarme si no serán supervivientes todos nuestros personajes, y que ahí está la clave para encontrarse con ellos y descubrir los puntos o fisuras que nos unen.  

Los personajes, como dice Inma Gamarra, nunca se curan del todo de sus heridas y eso les hace vulnerables, sensibles, conectados y atentos a sus emociones, en resumen: Son supervivientes.

Esto, claro está, les hace mucho más interesantes, dignos de ser protagonistas en nuestros cines y teatros.

Ok, ya vemos que vienen con una mochila rota, que hay que buscar e indagar en esas heridas permanentemente abiertas.

Por otro lado, cuando un actor hace un análisis del texto de un personaje, está obligado a buscar las motivaciones, “qué hace y para qué lo hace”, y a menudo el actor busca entre las motivaciones más nobles, positivas, altruistas… pero pronto observa al ensayar que no le funcionan, que no son lo suficientemente poderosas como para ponerle en movimiento, (ese es el objetivo del análisis). Eso es como la prueba del nueve de los objetivos de los personajes… ¿me pone en movimiento? Si la respuesta es No, debo encontrar otra.

Y … ¿qué mueve a los personajes?  

Sería ideal pensar que es el amor, el honor, la honestidad… pero es falso- fundamentalmente nos mueve la ira, el miedo y el asco.

El miedo también tiene dos respuestas, o me hace moverme y correr o me paraliza… para nuestros personajes es igual, pero cuando nos paraliza aparece el movimiento interior. El movimiento emocional.

El movimiento emocional, el movimiento interior es incluso más interesante. Esa transformación, evolución de los personajes a través de la obra, ese viaje interior al que se ven sometidos es maravilloso, es lo que engancha al actor, lo que hace que queramos tener esta profesión, los viajes que se dan nuestros personajes al fondo de su alma.

Cuando preparamos improvisaciones para acércanos a los personajes, una norma fija es que no puede ser altruista, los alumnos a menudo se sorprenden, incluso seguro que piensan que soy un ser bastante negativo, pero en absoluto.

En la vida real hay gente que hace cosas por por los demás por pura bondad  , pero… ¿El teatro es la vida?, ¿es igual que la vida?… la respuesta es NO.

Ahora estamos estudiando en el laboratorio a Peter Brook, y tiene una definición que me encanta: para Brook existe el teatro muerto, es ese teatro sin “chispa”, dice que lo más complicado para los actores es conseguir vida, que El teatro tiene que tener vida, se parece mucho a la vida, pero no es la vida, la diferencia es que es más concentrada y más intensa. Es como poner una lupa en la vida.

Y del mismo modo que cuando estamos actuando no nos curamos de nuestros traumas, y no nos mueven sentimientos altruistas.

Leyendo todo esto parece que esté insinuando que todos nuestros personajes son egoístas, egocéntricos…malos… pues nada más lejos de mi intención.

Pero suelen estar heridos, tienen miedo a la ignorancia, tienen miedo a los políticos tienen miedo a no ser queridos, a que no te vean, o tienen asco a ciertas situaciones, a otros personajes, y tienen ira ante la injusticia, ante el desamor, ante la crueldad, ante la falta… por eso se mueven…

Tampoco significa que todos son nobles, y dignos de nuestra admiración o compasión, pero son supervivientes, de sus traumas, de sus vivencias infantiles, de las injusticias, siempre es falta de amor, la falta en si…y por eso hay que comprenderles, hay que analizar de dónde viene todo eso, y nunca juzgarles, no criticarles, y no burlase de ellos.

¡Queramos a nuestros personajes¡, que nos ayudan a reflexiones colectivas, a humanizarnos, y nos hace tolerantes.

Si quieres acercarte de verdad a tu personaje, y poder interpretarlo con seriedad, con profesionalidad, piensa que necesita ternura, necesita amor y nunca nunca nunca le juzques.

Todo lo que se necesita es amor.

All you need is love