La sonrisa interior

 

 

El cuerpo del actor tiene que ser flexible, consciente, activo, fluido, irradiante, moldeador del aire, con tensión, sensible, fuerte, con presencia….  ¡Menudo lío¡

Parece que con tantas indicaciones sea imposible acertar, es como todos los consejos para mantenerse en forma, al final hay tantas posibilidades que uno no hace nada, o al menos eso me pasa a mí.

En todos estos años de profesora me he dado cuenta de una cosa, hay un cuerpo para entrenar y hay otro cuerpo para actuar.

El cuerpo que se entrena es fundamentalmente controlado, es un cuerpo que escucha, que es absolutamente consciente, que busca la belleza, que busca movimientos nuevos, que experimenta y se arriesga, que a veces, aun sabiendo de antemano que es una locura, lo intenta, que se cae, que obedece al director, que trata de entender indicaciones, que se mueve a veces tan despacio que es apenas imperceptible. Se está entrenando.

Las técnicas teatrales con las que estamos trabajando en estos últimos años incluyen el cuerpo para trabajar la imaginación y la creatividad. ¿Es posible imaginar con el cuerpo?, ¿es posible que el cuerpo sepa lo que quiere decir mejor que uno mismo? Desde luego que sí. Es increíble lo que todos somos capaces de descubrir de nuestra propia expresividad si estamos relajados y flexibles.  ¿Podemos “bailar” una letra, un personaje, una emoción…? sí, y es fascinante.

Por otro lado, un solo gesto nos puede llevar con la imaginación al lugar del mundo que queramos y lo que es más increíble, al personaje que queramos, un niño, un anciano, una esclava en roma, un hombre primitivo…etc., sin importar si somos hombre o mujer ni la edad o constitución que tengamos.  El cuerpo imagina por nosotros, solo tenemos que estar relajados (una vez más) y abiertos. Y no dudar… no dudar nunca, seguir el impulso de la primera idea que me venga a la cabeza y aprovecharla.

También podemos crear sucesos o momentos importantes, o una secuencia emocional creando una secuencia de fotos, una partitura de movimientos (una especie de coreografía que es a la vez corporal y emocional), cuando “pasamos” por ellas, en nuestro cuerpo pasa algo, y emocionalmente conectamos, algo hace “click” y aumentamos nuestra concentración y escucha interior, lo que nos permite escuchar más al otro.

Todas estas técnicas son maravillosas, eficaces y deliciosas de experimentar.  Pero no dejan de ser un entrenamiento.

Pero en el momento de actuar, hay que olvidarse de él, del cuerpo, si nos estorba o somos demasiado conscientes de él se nos verá y dejaremos de tener naturalidad, vida.

Si es cierto que el cuerpo recuerda es aquí donde lo vemos, el cuerpo ya sabe lo que tiene que hacer, yo me dedico a escuchar, y por supuesto que escucho a mi cuerpo, pero es porque un cuerpo entrenado ya no puede evitarlo. Simplemente me dejo fluir.

Al igual que el cuerpo del personaje está allí, un solo gesto o un pensamiento hace que todo el resto se ponga en marcha y ya no hay manera de pararlo… va solo.

Un actor trabaja con tres escuchas simultáneas, a uno mismo que nos da la conciencia y la presencia, al otro que nos permite evolucionar en función de lo que escucho y al público que me permite sobre todo controlar el tempo.

Esa escucha a uno mismo es la escucha del cuerpo. Porque al final todo es físico.

El público sabe lo que me pasa porque “ve” lo que me pasa, no puede estar dentro de la cabeza del actor.  Lo que significa que todo pasa por lo físico, por el cuerpo.

Pues bien, ahora que tengo entrenado el cuerpo, que sé lo que tengo que hacer… ¿cómo consigo además esa chispa de vida? Eso que me haga irresistible e interesante.

 

Alegría, esa es la clave, sonrisa interior y no tensión, al final la tensión nos aporta únicamente miedo, y el miedo nos hace dudar y al final nos paralizamos.

Adrián Panadero hablaba de brillar, hoy brillaré por ti, y cuánta razón tiene, esa alegría a final nos hace brillar a todos, como enormes bombillas, imposible de no verlas.

Pero para conseguir ese brillo hay que trabajar con esa sonrisa que te aporta saber que estás haciendo tu trabajo, que estás sacando la mejor versión de ti mismo, y que eres un privilegiado por estar viviendo esa experiencia de transformarte en otro ser, por ser actor. 

No olvides tu sonrisa interior, al final se convierte en tu fuerza.

 

Im singing in the rain

 

 

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