categoría: reflexiones de una teatrera
Presencia= Peso, fuerza, intensidad, magnetismo, verdad.
Entras al escenario y no hablas, solo miras… y el público no puede evitar mirarte, se siente intimidado y sigue cada movimiento que haces como si de ello dependiera la obra, nadie quiere perderse ni un detalle, no vaya a ser que sea crucial, y cuando abres la boca, cada una tus palabras parecen tener la verdad, la fuerza absoluta. Se hace un silencio total cada vez que haces una pausa, nadie respira…
Todos creen lo que dices, no se cuestiona, sí, están en tus manos.
Y es cierto, nos tienen a su merced.
Eso es la presencia, algo difícil de explicar, y aún más complicado de enseñar.
Hay actores que la tienen prácticamente de un modo natural, pero que nadie se desanime si piensa que no la tiene, quizás no consigue la fuerza de Sean Connery o de Liam Neeson tan fácilmente, pero tendremos la suficiente como para ser capaces de ser los que dirigen.
Ser actor en algunos momentos se parece mucho a ser un director de orquesta, tienes que atrapar al público y luego, dirigir un poco su mirada y su pensamiento. Les acelero, les pauso, les emociono…
Con ello no estoy diciendo que el publico no sea capaz de pensar, que sean como borregos a los que voy llevando por donde yo quiero, en absoluto, de hecho, pienso que el teatro mejor es el que te despierta preguntas, el que te deja huecos que tienes que rellenar luego tú.
El verfremdungseffeck (efecto de distanciamiento) de Brecht, pretendía tener a un público pensante, activo, a base de parar la obra, de romper la cuarta pared, de meter canciones, de contar lo que va a ocurrir incluso antes de que ocurriera o narrarlo después, mezclar narradores con acciones… etc. De ese modo el público, eso pensaba, tendría que darse cuenta de que estaba dentro de una obra y dejaría de entregarse tanto emocionalmente como para permitirse pensar al tiempo que disfrutaba de la obra. Pretendía educarnos, pues dejas de ver el caso concreto de los personajes y entiendes más el problema social que te puede estar presentando. Pero lo cierto es que cuando el teatro está bien interpretado, ya puedes hacer lo que quieras, hablarnos, insultarnos, darnos la espalda, callarte…que el público está dispuesto y entregado. Eso es lo bueno y lo malo.
Por cierto, durante muchísimos años en el teatro no se podía dar la espalda, era tan terrible que, en Francia, un belga nacido en 1888 llamado Antoine, creo el teatro libre también llamado el “teatro de espaldas” y el público llegaba a irse del teatro pues se sentía insultado.
Pepa Aniorte, ex alumna de la escuela, en una charla con nuestros alumnos le decía que tuvieran calma, y salieran tranquilos a escena, porque el público que acude al teatro, siempre quiere que la obra sea maravillosa, desde que ya saben que van a acudir al teatro empiezan a prepararse, por lo que hayan oído, por alguna imagen que hayan podido ver, por un comentario de otro espectador… y van creando unas expectativas, casi siempre buenas, puesto que han decidido ir a ver la obra, y harán todo lo posible para que se cumplan. De modo que suelen estar a nuestro favor, y no en contra como, por los nervios que presentan antes de salir a escena muchos actores, parecen creer.
El público quiere sufrir contigo, emocionarse, que les cuestiones, que les revuelvas, que a veces no sepan muy bien que piensan al respecto… pero está claro que están con nosotros. Allí, construyendo ese espacio mágico que es un teatro.
Cuantos más años eres actor, más presencia tienes… esta máxima suele ser cierta.
Tened confianza… sé que, aunque es una sola palabra, no es tan fácil aumentarla, y entonces mi consejo a los que empezáis es; paciencia y ensayos, ensayos, y más ensayos. Nada aporta mas confianza que el saber lo que estoy haciendo y para saber lo que estoy haciendo hay que prepararse bien, antes de los ensayos, durante los ensayos y antes de la representación. A Darío Frías le preguntaban en una charla algún truco para vencer los nervios y dijo: ir preparado y ensayado. Y no hay mucho más.
Y nada te aporta más presencia que la confianza.
Es cierto que no todos somos iguales, y que no todos los personajes exigen el mismo nivel de presencia, pero en lo que creo que estamos muchos de acuerdo es en que un actor tiene que tener esa presencia que te da el confiar en tu trabajo. Y esa confianza se va traduciendo en lo que digo siempre, libertad para probar y arriesgarme. Eso te aportará verdad.
Y para finalizar, pienso que para tener presencia fuera del escenario, que también se necesita, el mejor consejo es ser uno mismo, cuando no tienes miedo de ser como eres, y cuando eres tú mismo es imposible hacerlo mal, y eso también aporta confianza. (yo tengo 54 años y estoy todavía en ello, pero me voy acercando poco a poco, y este blog es una muestra de ello.)
En definitiva: presencia, dentro del escenario, ensaya mucho y fuera del escenario, sé tu mismo.
Animo a todos. Y mucho amor.
saber que ser puede /querer que se pueda/ quitarse los miedos/ sacarlos afuera y pintarse la cara color esperanza
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