TRANSPARENTE

Claudia haciendo su Quien soy
Esta soy yo, hace un tiempo subí un escrito en el que me describía de muchas maneras, indicando esta soy yo. Todos los años en el segundo curso de interpretación les pido un ejercicio de presentarse, de un modo artístico, utilizando los recursos teatrales que han ido adquiriendo, etc., y siempre logran sorprenderme, y emocionarme, cuando uno decide contar quien es, con generosidad, con libertad, sin miedo, siempre ocurre algo mágico, se convierte, para los privilegiados que podemos ver ese momento, en algo único. Y algo que, aunque no recordemos exactamente siempre nos va a cambiar o afectar de algún modo.
El otro día en la presentación de un Libro de Anne Bogart, ella lo llamaba resonancia, y creo que es eso, algo nos resuena en el interior cuando alguien desnuda su alma.
La transparencia del cristal, la transparencia de las palabras, la transparencia del espíritu.
Como actores buscamos eso, ser transparentes, mostrar lo que nos pasa en el interior, dejar que se nos vea hacer, pensar y sentir.
Que el público entienda qué me ocurre y por qué me comporto como lo hago. Aunque no lo comparta, por supuesto.
Hay que distinguir, una cosa es el personaje y otra muy distinta el actor, pero… eso es lo terrible, o lo maravilloso, ¿se mezclan? ¿Tenemos que usar al actor para llegar al personaje? Está claro que el actor nunca puede estar totalmente ajeno a lo que le ocurre al personaje, siempre me afecta, me toca, y quien no trabaje arriesgando esa parte de uno mismo, quizás, solo quizás, no quiero descalificar a nadie, no está trabajando lo suficientemente involucrado en lo que hace, quizás y solo quizás, no está comprometido con lo que hace.
Y eso le convierte, al menos a mis ojos, en un trabajo mejorable.
No tienes nada que ocultar, muéstrate como eres, con miedo, puede ser, con vulnerabilidad casi seguro, pero como eres. Exponte.
Un actor que es generoso desea que el público entienda lo que le ocurre y ese deseo tiene que empujarle a
ser transparente. No se trata tampoco de dejar que sepan todo todo, es cierto que al público hay que dejarle con alguna pregunta, pero no tantas como para que desconecte de lo que está ocurriendo en el escenario.
Yo siempre suelo decir, que al público no se le engaña, hay que mostrarle lo que nos ocurre, aun cuando el personaje pretenda disimular o esconderlo. Hay otras formas de actuar, a muchos les gusta dar la sorpresa final, pero yo pienso que si el público no tiene una mínima pista de lo que me pasa luego les sorprendo, pero lo encontrará incoherente, o al menos eso me pasa a mí. (salgo a menudo enfadada de las películas o obras con finales inesperados y demasiado sorprendentes, los llamo deus ex machina, algo que te inventas al final porque no sabes cómo terminar)
Ahora, ¿cómo ser transparente? Todo lo que te pasa dentro se muestra en el cuerpo, los ojos son el reflejo del alma, cierto, los ojos serian la mínima puerta en al que puedes contarnos cómo te sientes, que pasa por tu cabeza, cuál es tu proceso mental. Y hay que acompañarlo con el resto del cuerpo.
Todo lo que el público no vea no lo va a entender, si no permites que tu cuerpo comunique, deje ver, muestre lo que te pasa, no lo va a entender. Bueno, lo entiende si lo dices, pero eso quedó atrás, el público va al teatro para entender las cosas sin que necesariamente se las digan, No quieren a un actor que diga que está nervioso, o que está enamorado o enfadado, quieren sentir esos nervios, ese amor o ese enfado en ti, y que eso les llegue, de algun modo les irradie hacia ellos, y de un modo solo verbal es muy difícil que eso ocurra.
Nuestro cuerpo es nuestro mejor amigo, yo a veces me veo como si mi cuerpo no fuese yo, es una parte de mí, es cierto, pero no soy yo (sobre todo ahora que ya va por libre y no me hace caso en nada). Yo soy más mis pensamientos, mis acciones, mi voz, mis intenciones, mis deseos, mis objetivos, mi pasado, mi familia, mi hogar, mis cosas, mis enseñanzas, mis suelos, mi creación… Pero mi cuerpo lo siento como sólo el instrumento, pero eso no es poco.
¿Si no consigo que mi cuerpo esté para mostrar quién soy? ¿Qué consigo? NADA.
A veces usamos el cuerpo para ocultarnos, para tapar emociones, para fundir emociones, para confundir a los que nos rodean, y creo que nos atacamos, el cuerpo está ahí para expresarnos, para sentir libremente, para emocionarse, para hacer, para servir, para amar y cuando no se lo permitimos, empieza a sentirse maltratado y se enferma, al final el que más sufre eres tú, y en el escenario es igual, empiezas a perderte el respeto como actor y creo que al final te pasa factura.
Otro modo de conseguir la transparencia es tener un monólogo interno muy activo, tener clara la línea de pensamiento, la partitura emocional y seguirla, cómo vas de un pensamiento a otro, qué me pasa por la cabeza, para llegar a esa frase, o a hacer esto que mi personaje tiene que hacer. Prepararse bien esa partitura hará que tu pensamiento aflore en forma de pequeños movimientos que el público identifica, te conviertes en transparente.
Otro modo de trabajar la transparencia es llenarte de imágenes, visualizar cosas, cuando hablas tener muy claro de qué estoy hablando, eso te conecta y hace que sientas más intensamente, que en definitiva es el mejor modo de ser transparente. Ya sabemos que la verdad, y en este caso el pensamiento intenso como para que te haga transparente está en los detalles que puedo crear de la historia que esté interpretando.
La transparencia es una cuestión de generosidad, de entrega, el “no me importa que me vean como soy” y “me importa demasiado para ocultarme”.
Sé generoso como actor, cuando estás arriba, no te tapes, no trates de ocultar, de ensombrecer lo que haces. Brilla, sé transparente.

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