
Últimamente escribo un diario, o un cuaderno de ideas, o no sé cómo llamarlo, tengo el propósito de hacer una página cada día, a mano, con una pluma maravillosa que tengo hace un montón de años. No todos los días lo hago y también me sirve para aprender a perdonarme.
Busco un lugar tranquilo, una cafetería es mi favorito, pero también me sirve mi terracita o mi cocina. Me dispongo a escribir, con mi café, mi pluma, mi cuaderno que he elegido con sumo cuidado, una página en blanco, sin estrenar… y siempre la sensación de que hoy voy a escribir algo especial, que me va a ayudar, que me va a hacer reflexionar, que voy a tener una conexión profunda, un momento de iluminación , un momento “Satori” , y que va a merecer la pena incluso compartir con mis alumnos, y esa ilusión, que, tengo que confesar, casi nunca se cumple, me mantiene entusiasmada cada vez que me siento, no falla, siempre tengo esa esperanza, esa energía inicial, ese sensación de estrenar la página, estrenar la frase, estrenar la idea, estrenar el día, estrenar el ensayo, estrenar el personaje.
Me parece bonito, se parece mucho al entusiasmo que los actores debemos o buscamos tener en cada uno de los ensayos, hoy voy a descubrir a mi personaje, hoy voy a conectar emocionalmente mejor, hoy voy a dar sentido a la acción que me proponen, hoy voy a buscar dar coherencia a todo lo que he pensado en mi casa, hoy voy a encontrar sentido a las palabras, hoy voy a escuchar todo lo que mi compañero me dice y hace.
Cada ensayo nos tiene que llenar de energía, es la posibilidad de hacerlo bien, pero, sobre todo, mejor que ayer.
Esa capacidad de entusiasmarse en cada ensayo, o reponerse cuando no ha salido como esperabas, es imprescindible para los actores. En cada ensayo o cada representación se pasan por montones de momentos de suma energía, y momentos de “no esta saliendo como esperaba”, y todos hay que asumirlos y seguir, seguir como si no hubiera pasado, dejándolos atrás rápidamente, volver al presente, al aquí y ahora y reponiéndose para volverse a entusiasmar, para volver a ver la página en blanco que me invita a empezar, a una posibilidad de hacerlo bien, una posibilidad de crear algo hermoso y que merezca la pena ser visto.
Paola, nuestra maravillosa profe y amiga, dice esa palabra todo el rato, asume, es decir, cambia lo que tengas que cambiar, pero se consciente de lo que esta ocurriendo, un estado de máxima atención que te permite reaccionar ante lo que acaba de suceder en el escenario.
No puedes no ver lo que pasa, no escuchar lo que te dicen, no sentir lo que esta sucediendo en escena. Hay que verlo todo, escucharlo todo, sentirlo todo y en función de eso, reaccionar, cambiar, dar un giro de ritmo, de texto, de acciones.
Es importante trabajar en el presente, en la verdad, no imaginar lo que ocurre, ver lo que ocurre realmente, y con eso es lo que tengo para impulsar la obra, no tengo nada más, no puedo inventar. Trabaja con la verdad de lo que ocurre, con la verdad de lo que sientes, con la verdad que te ofrecen los elementos, y asúmelos, solo con eso, ya tienes mucho ganado.
Cuando ocurre algo imprevisto en la escena, si estás en esa escucha, no pasará nada, es más, puede ser una oportunidad para crear algo nuevo, diferente e incluso mejor que lo que ya estaba propuesto. Pero para ello hay que asumirlo.
En el diccionario asumir significa atraer para sí, también: hacerse cargo, responsabilizarse, aceptarlo.
Un actor que se hace cargo de lo que ocurre a su alrededor va a tomar partido, va a responder, va a sacar provecho y algo positivo de cada una de las cosas que van sucediendo en escena. Tanto si están ensayadas y pactadas como si salen así por primera vez o si son un pequeño desliz de alguno de los actores.
Y si ha sido claramente algo que no tenia que haber sucedido, se me ha olvidado el texto, no he hecho determinada acción, no me he emocionado cuando quería haberlo hecho…. Pues lo asumo, y vuelvo a empezar, la siguiente línea es la posibilidad de hacerlo mejor, de darlo todo de nuevo, no me dejo derrotar por los acontecimientos.
Me repongo y sigo, me repongo y mejoro, me repongo y lo hago todavía con mas energía, me repongo y nadie sospecha que ha ocurrido algo, me repongo y mejoro la obra… dándole algo inesperado y nuevo a los demás.
Se que es mucho mas fácil decirlo que hacerlo, pero es como todo en la vida, al menos si lo dices al final se puede convertir en acción y convertirse en verdad. Si no lo dices ni piensas seguramente no se materialice.
Os invito a aceptar las negativas como nuevas posibilidades de empezar de cero. A asumir los errores como oportunidades de hacer algo diferente. A superar los días malos empezando el siguiente con la ilusión de estrenar el día.

PILAR Y CLARA
Debe estar conectado para enviar un comentario.